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Noticia
Ecoturismo y avistamiento de aves en el parque Providencia: un santuario natural en el corazón del Valle del Cauca
• Con binoculares en mano, se pueden recorren senderos en busca de más de 300 especies de aves que habitan allí.
• La propuesta del parque combina avistamiento de aves, conservación, ecología y agricultura sostenible.
En la foto 'Fluvicola pica' popularmente conocida como viudita. Foto: María Leonor Velásquez
Con los primeros rayos de sol asomándose entre los árboles, comienza la travesía de avistamiento de aves. La jornada inicia con una bienvenida en la casa principal del parque, donde se entregan las indicaciones necesarias para el recorrido.
El primer avistamiento ocurre justo frente a la casa principal. Aves de colores vivos —rojos, azules y otros tonos intensos— se acercan a una estructura de palos construida por los cuidadores del lugar.
La principal recomendación es guardar silencio y mantener distancia, para que las aves se acerquen. Poco a poco, la rama comienza a llenarse de pájaros, y lo que empezó con dos se convierte en un verdadero desfile de alas y picos de todos los colores.
Con binoculares al cuello y cámaras en mano, la segunda parada del recorrido es el calambuco, un medio de transporte que antiguamente se usaba en los sembrados de caña de azúcar para trasladar a los trabajadores.
El vagón (calambuco) está jalado por un tractor gigante y ruidoso. Subidos en el aparato, el grupo de visitantes avanza por los caminos trazados entre los cañaduzales.
En la foto una especie de pato de la región. Foto:María Leonor Velásquez
Después de unos 15 minutos de trayecto, el grupo se baja e inicia a caminar por los senderos del Parque Ecológico Providencia, ubicado en Palmira, Valle del Cauca.
Así comienza una jornada de pajareo, la nueva apuesta ecoturística del parque, situado en el municipio de El Cerrito.
La nueva apuesta
Providencia, antes conocido como el Museo de la Caña, busca reinventarse tras cuatro décadas. Además de preservar la memoria agroindustrial de la región, también se ha convertido en un refugio para la vida silvestre.
Su nueva atracción es el avistamiento de aves. “Queremos poner de moda la palabra pajarear”, afirma María Leonor Velásquez, directora del parque.
Colombia es reconocido como el país con la mayor cantidad de especies de aves en el mundo. Se estima que en su territorio habitan más de 1,960 especies, lo que representa alrededor del 20 por ciento de las especies de aves del planeta.
Solo en Providencia se han registrado más de 300 especies, entre endémicas, migratorias y acuáticas. En un recorrido se puede encontrar con el picoteo de un carpintero o la silueta escurridiza de la pava caucana, una especie endémica y en peligro de extinción.
Más allá del valor ambiental, el parque también impulsa el desarrollo local. El ecoturismo ha comenzado a generar empleo para habitantes de las veredas cercanas, quienes participan como guías en el pajareo, cuidadores de viveros o en procesos logísticos.
El pajareo
“Dicen que el pajareo es como hacer yoga”, sonríe María Leonor. “Miras hacia arriba, estiras la columna, respiras hondo y te concentras”.
En efecto, es fácil sentir que reducen los niveles de estrés y ansiedad cuando se camina en medio de un paisaje sonoro compuesto solo por el canto de las aves y la naturaleza.
En la foto una especie conocida como viudita patilarga. Foto:María Leonor Velásquez
Durante el recorrido, también se destaca la experiencia sensorial que ofrece el paisaje: el aroma de la tierra húmeda, el crujido de las hojas secas bajo los pies y el reflejo del sol filtrándose entre los árboles.
En un mundo donde el contacto con la naturaleza es cada vez más escaso, Providencia se presenta como un espacio de reconexión. Allí, cada sendero no solo conduce a un avistamiento, sino también a una reflexión sobre la protección de los ecosistemas.
Restaurar para ver volar
Parte del recorrido incluye zonas restauradas de bosque seco tropical, uno de los ecosistemas más amenazados y escasos del país: hoy solo queda el 9 por ciento de su cobertura original.
Providencia protege 110 hectáreas de este ecosistema y otras tantas del bosque alto andino, con técnicas de restauración que permiten observar distintos "estadios de recuperación" según el tamaño, color y densidad de la vegetación.
“Sembramos árboles para que vengan las aves. Y están viniendo”, asegura Velásquez. Esto se puede evidenciar en el recorrido donde de a poco se pueden ver aves posadas en las ramas de los árboles.
El sembrado se ve beneficiado por los sensores de humedad que optimizan el riego por goteo y los viveros móviles donde germinan especies como la Palma de Cera o el Cedro Rosado.
'Pardirallus nigricans' conocido como pollita de agua. Foto:María Leonor Velásquez
También se refuerzan las franjas de protección del río Cerrito, con caña brava que estabiliza los barrancos durante las crecientes.
Un aula viva para aprender con las aves
Además del turismo, el parque tiene vocación educativa. “Queremos que los niños entiendan que si quieren ver aves, deben sembrar árboles. Les enseñamos a hacer binoculares con materiales reciclables y los llevamos a recoger semillas”, cuenta la directora.
Con esta metodología se busca crear un vínculo temprano con la naturaleza y la conservación. Así mismo, el avistamiento de aves no solo es una actividad para expertos. En Providencia cualquiera puede participar en el recorrido.
“No se trata solo de ver, sino de entender el equilibrio entre biodiversidad, agua y cultura. De eso va la experiencia del parque”, dice con entusiasmo Velásquez.
Un legado sostenible
Providencia hace parte de un legado industrial azucarero, pero hoy su narrativa gira en torno a la "dulzura sostenible".
Además del avistamiento, se puede recorrer el parque que tiene el Museo de la Caña, un espacio con ranchos, trapiches y jardines que narran la historia de la agroindustria en Colombia.
De color azul 'Porphyrio martinica' reconocida como polla azul. Foto:María Leonor Velásquez
Su apuesta con el ecoturismo no es masificar. Están en una etapa introductoria, enfocada en diseñar bien la experiencia, donde el foco es que la conservación siga siendo la esencia del parque
En esta fase, los tours se ofrecen para grupos pequeños, con un costo desde 150 mil pesos, lo que garantiza una atención más personalizada y un menor impacto ambiental.
Al finalizar la jornada de pajareo, mientras el sol toma su posición cenital, el calambuco regresa al punto de partida donde espera un almuerzo que reúne lo mejor de la gastronomía del departamento.
Para más información visite en Instagram: @parqueecologico.providencia
ÁNGELA MARÍA PÁEZ RODRÍGUEZ - ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO.